Ser optimista, en definitiva, es una elección vital.
Es mucho más que la popular idea de «tener buena onda» o creer que, pese a todo, «está todo bien».
Por cierto, no hay optimismo sin sentido de realidad.
Considero que este parrafo deberia ser el que encabece la nota, sino el optimismo se convierte en «fantasia» «magia» «complacencia» «ingenuidad».
Tiene que ver con la capacidad de volver a intentarlo, o como decia Almafuerte, «no te des vencido ni aun vencido» , volver a levantarse, afrontar un nuevo desafio o volver a enfrentar el mismo desafio, pero con realismo, con nuevas armas, habiendo aprendido del fracaso, sabiendo que triunfar o llegar a la meta es una de las dos posibilidades, pero por la que uno elige apostar con conviccion y determinacion.
http://www.lanacion.com.ar/1484423-optimismo-un-buen-negocio?goback=.gde_2069381_member_127469548
Deja una respuesta