Julio de 2014, hace ya 32 meses que se implementaron las primeras medidas de restriccion cambiaria y a partir de ahi el mercado inmobiliario se vio fuertemente afectado.
Mucho se dijo, mucho se escribio. Mucho se continuara diciendo y escribiendo. Este capitulo pasara a la historia y sera recordado dentro de años, con gente a favor y gente en contra al igual que hoy, con igual intensidad que se recuerda la crisis del 2002 o el Rodrigazo.
Discutir sobre si la implementacion de dichas medidas eran necesarias, es un interesante ejercicio intelectual pero absolutamente impractico, no nos aporta negocios y en definitiva, aun con la libertad para protestar y hasta para exigir cambios no esta en nuestras manos modificarlo.
Pensar si se mantendra, si lograran desactivarlo, este o el proximo gobierno, tambien creo que es un ejercicio de presunciones mezcladas con deseos. Personalmente creo que va a ser muy dificil, poco probable que alguien en algun momento pueda volver a plantear un escenario de total libertad para la compra venta. Soy de los que piensan que aun con una devaluacion que llevase el dolar a $20, si se abriese «el cepo» todos, absolutamente todos, opositores y oficialista, saldriamos a comprar dolares. En dos minutos y medio secariamos las reservas del central. La mayoria de los actores de hoy estamos entrenados en esa dinamica, y es esto en definitiva lo que haria imposible destrabarlo, nuestra propia e intrinseca identidad, la cual fue conformada al calor de devaluaciones, cambios de monedas, hiperinflaciones e incautaciones bancarias.
Pensar entonces en alternativas, intentar pensar en pesos aun con inflacion, innovar los instrumentos utilizados para llegar a la concrecion de una compraventa son las materias pendientes que tenemos los que integramos esta industria.
Y todo esto es posible, por que prever que suceda hasta lo imprevisible se puede plasmar en un boleto, reserva conformada o servilleta.
Reservas conformadas con poco dinero, boletos con seña penitencial que anulen el pacto comisorio, con clausulas gatillo ante determinadas circunstancias son posibles de redactar y plasmar, si todas las partes quieren llegar a buen puerto, por que de eso se trata en definitiva, el poder concretar un negocio en forma favorable para todos, empieza con la buena fe de las partes. Con buena fe de todas las partes, todo se soluciona y hasta el peor boleto permite llegar al final del negocio, inversamente con que solo una de las partes tenga mala fe, hasta el mejor instrumento redactado por un buffette de abogados, refrendado por el colegio de escribanos y bendecido por el Papa, puede ser sobrepasado e incumplido.
Pensemos entonces, no tan ingenuamente como J.J. Rosseau que pensaba en la bondad como unico componente espiritual de caracter natural en la conformacion del hombre, que la enorme mayoria de los que estamos en este barco, corredores, martilleros, escribanos junto a los pasajeros que se suben y bajan periodicamente, vendedores y compradores, locadores y locatarios, tenemos esa buena fe para concretar los negocios en beneficio de todos, entonces aun con cepo, sin dolares hasta con «neopatacones y cuasilecops» si fuere necesario, si nos proponemos nuevos caminos, nuevas alternativas, implementando nuevas estrategias, utilizando renovados instrumentos, rompiendo viejos paradigma, aceptando nuevos y cambiantes escenarios, asumiendo nuevas obligaciones, tomando nuevos compromisos, y por ende adquiriendo nuevos derechos, podremos seguir navegando en estas aguas, fortaleciendo nuestra profesion, volviendo a generar los negocios que hoy parecieran no estar.